Subject: Los príncipes azules sí existen, y lo mejor de todo es que hay uno en mi propio cuento.
Date: Wed
Sep 24, 2003 9:11:31 PM
From: Bessy
To: Joshua
Mi ángel, mi verdadero ángel,
¡Que bendición tenemos los
miembros de esta iglesia! Somos tan bien instruidos en todos los aspectos de
nuestra vida. Estoy muy agradecida por Seminario e Instituto, y las clases que
se nos dan los domingos, por todos los programas, organizaciones auxiliares, los
manuales que tenemos y las escrituras. Gracias a todo eso podemos estar mejor
preparados y con mejor conocimiento a la hora de aventarnos a nuevas
“aventuras” propias de la vida. Me alegra mucho que tanto usted como yo podamos
ser instruidos en nuestra preparación para el matrimonio gracias a estos cursos
que se nos dan en la iglesia. Me alegra que usted este aprendiendo de todas
esas cosas para saber lo que es correcto y lo que no en el matrimonio en el
templo.
Habemos muchos que no hemos tenido
una “educación” correcta, o ni buena ni mala en temas de la vida; y hay muchas
cosas que ignoramos y que ni siquiera las pensamos y la ignorancia a esas cosas
nos llevan al matrimonio con una mala base, malos hábitos, tradiciones inicuas,
malas costumbres e ideas erróneas. A veces es solo cuestión de que nos
instruyan un poco para evitarnos tropiezos en el matrimonio. Pero gracias al
evangelio podemos llenar esos espacios vacíos de conocimiento con lo que
crecemos.
Conozco muchos hombres abusadores.
Algunas de mis amigas miembros y no miembros de la iglesia tienen esposos o
padres que las maltratan, cada uno de diferente manera y nivel, claro. Mis
amigas me han contando historias de maltrato que van desde violaciones y golpes
a pequeñas faltas de respeto y ligero machismo. He visto esas cosas muy de
cerca y lo mucho que las mujeres sufren (en silencio). Cosas tan “pequeñas”
como insinuaciones de lo mal que hacen las cosas o rebajando el valor de la
mujer frente a sus hijos hacen un gran daño tanto a los que sufren directamente
ese maltrato como a los que lo observan.
Hubo un tiempo (antes de conocer
la iglesia y unos poquitos años después) en que yo me decía a mi misma que
nunca me iba a casar porque yo no soy de las que se va a dejar mandar de un
hombre o maltratar o insultar siquiera, no soporto el machismo ni la idea de
que el hombre piense (o la mujer misma) de que uno esta para ser sirvienta y
esclava de su esposo o padre o hermanos. Vengo de un hogar así y no estaba
dispuesta a mudarme a otro por mi propia voluntad. Al menos en el primero uno
prácticamente no tiene opción pero en el otro uno decide entrar... ahora que
estoy mas madura reconozco, o ya estoy entendiendo mas, esos sentimientos que
tenia de joven. Veo a esa jovencita llena de resentimiento, de miedo o pavor a
vivir lo mismo que había visto vivir a las mujeres que estaban cerca de ella,
la veo en abierta rebeldía, siempre a la defensiva y preparada para pelear (con
cualquier joven que se le acercara para enamorarla) una guerra que ni siquiera
había sido anunciada y ni existía (aún...).
Varios años después de conocer
este evangelio comprendí gracias a él que uno decide cómo será su propio futuro
sin importar las circunstancias que lo rodeen. Aprendí que el hecho de que a
muchos les va mal, no significa que es un hecho que a nosotros nos irá igual.
El evangelio me ayudó a ver que el matrimonio es hermoso; que un esposo digno e
integro puede llegar a elevar a una mujer mas que cualquier otra persona o
logro temporal. El evangelio me llenó de muchas ilusiones, me despertó las
ganas de casarme y tener una familia feliz y un esposo que me elevará y me
hiciera sentir la mujer mas especial del mundo.
Desde que llegué a la conclusión
de que yo podía decidir tener un matrimonio celestial, una de las cosas que
siempre me he propuesto, a pesar de que tengo una muy baja autoestima, es que
pase lo que pase, jamás dejaré que mi desesperación por no quedarme sola o la
ceguedad de estar enamorada me empuje a escoger un esposo que no me trate como
debe de ser y me de un matrimonio menos que Celestial. No me gustaría para nada
estar soltera toda mi vida, o no casarme con el hombre que mas amo, pero sé muy
bien lo que quiero, yo aspiro a lo que es de mas valor, ¡un matrimonio
celestial!¡Un matrimonio eterno y no un matrimonio solo por esta vida.
Por ese miedo a equivocarme de
persona es que me he preguntado con toda sinceridad si realmente lo amo o la
razón por la cual lo amo. Quiero tener un fundamento muy firme, no quiero dudas
en mi corazón sobre con quién casarme o por qué me caso, no quiero dejarme
engañar o engañarme a mi misma por una ilusión. Muchas personas piensan que
estoy “emocionada” nada mas con usted por la razón equivocada. Yo sé bien lo
que siento pero al mismo tiempo después de que uno escucha tanto algo a veces
llega a creerlo... y por eso he buscado en lo mas profundo de mi corazón para
saber si lo amo por las razones correctas. Aunque me duelan las respuestas de
esas preguntas, es mejor estar segura, pensé. Ya he orado, y he buscado en lo
mas profundo de mi corazón y he puesto atención a cada detalle de esta
“relación” y sé sin duda que lo amo de verdad por las razones correctas, sé que
usted es un hombre extremadamente maravilloso, que con usted lograré obtener lo
mas hermoso, bello, virtuoso, de buena reputación y digno de alabanza: ¡una
familia eterna!. Sé y he sentido sin ninguna duda que usted es lo que yo pienso
que es, usted será lo que se ha comprometido a ser, y usted me dará lo que me
ha prometido dar. Estoy segura de estas cosas porque siempre estoy poniendo
atención a los pequeños detalles, “señales” e impresiones en esta relación
entre usted y yo. No quiero equivocarme, no quiero tener un esposo que no se
comporte como un digno poseedor del sacerdocio y que no me trate de manera
especial. No quiero, no quiero y no quiero. Me reuso a ser tratada como esas
amigas de las que le hablé, y no digo ni insinúo siquiera que ellas tengan la
culpa de lo que les pasa porque se que eso no es totalmente cierto y muchas de
ellas son mujeres dignas, llenas de virtud y preciadas a la vista de Dios,
mujeres que yo admiro mucho por su fidelidad; pero hablando de mi caso, aspiro
a una vida familiar mas elevaba. Sé que la puedo tener porque yo he decido guardar
sus mandamientos y hacer las cosas que me llevarán a obtenerla sin importar los
sacrificios que tenga que hacer. Yo he hecho muchos sacrificios y esfuerzos
para mantenerme digna de un digno joven y un matrimonio celestial, he dejado
muchas veces mis propios deseos para seguir los del Señor, he obedecido a cosas
que él me ha mandado hacer aun cuando eso me ha costado burlas de la gente y
otras cosas mas... pero aun así, claro que han habido muchas veces en las que
no he sido tan obediente ni fiel, ni digna, pero me estoy esforzando.
Por ejemplo, Estoy trabajando con
mi Progreso Personal para poder sentirme mas preparada para el matrimonio. Y sé
que me casaré cuando el Señor decida que ya estoy lista.
Ayer y hoy pensé mucho en usted,
pensé en lo que me dijo en el e-mail anterior de que sentía que el tiempo de
vernos estaba muy cerca. Yo medite en eso ¿y sabe que? Yo sentí mucha paz,
sentí algo muy especial, sentí que usted tenia razón, el tiempo esta cerca. Yo
cuando leí eso, pensé, ¿por qué Josh siente que el tiempo esta cerca y yo
siento que esta largo? ¿No se supone que debemos sentir lo mismo? Ante esa
confusión decidí orar ayer en la noche, y sentí lo mismo que usted, sentí que
el día esta pronto y que estamos progresando. Pero eso sí, “pronto” para
nosotros es muy diferente al “pronto” del Señor. Los que estamos aquí de este
lado sufrimos cada día la espera pero los que ven desde afuera no lo notan tan
lejano. Tengo que recordar eso siempre, el “pronto” del Señor es diferente.
Ángel, Gracias por querer
cuidarme y por esas metas que escribió en su diario y por compartirlas conmigo.
Son las mismas metas que yo tengo y las mismas que quería que mi esposo
tuviera. ¡Lo amo mas que nunca! Usted el sueño que tanto he anhelado hacer
realidad. Me siento muy amada por usted y no tengo duda de que me dará un
maravilloso futuro. Se que seremos una familia eterna. Ya no tengo miedo al
fracaso, ya no tengo miedo al desengaño porque por fin llegó a mi vida ese
hombre que construí en mi futura familia perfecta, sabia que sí existían
hombres así pero lo que no sabia y no estaba segura era de que yo llegaría a
atraer a uno de ellos. En mi ya no hay pavor de llegar a vivir lo que mis
amigas han vivido, al contrario, hay una enorme ansiedad de empezar ya a
comprobar esa teoría de que sí existe algo mejor, vivir ya no por fe, sino con
conocimiento perfecto de que si nos esforzamos ahorita y sacrificamos nuestros
simples deseos temporales podremos gozar de la compañía de alguien mas elevado
de lo que el mundo o las circunstancias nos ofrecen.
Estoy ansiosa por verlo, salir
con usted en persona para conocerlo mejor. Veremos en que situaciones nos
encontraremos mientras usted esté aquí y cómo reaccionamos a ellas :) (bromas).
Le prometo que no fingiré nunca lo que no soy solo para impresionarlo, aunque
eso no impide que yo me esfuerce por mejorar.
Lo amo mucho y lo extraño
también, ya muero por tenerlo frente a mi para tocarlo y asegurarme que es
real. Ja ja ja Siempre que yo le
contaba a algunas de mis amigas el tipo de joven al que aspiraba se burlaban y siguen
haciéndolo, lo hacen diciendo que
ese tipo de joven no existe y que yo pido demasiado. Lo mas triste es que las
que mas piensan de manera negativa son casadas y algunas son miembros de la
iglesia. Que poca vision tienen de los hombres del sacerdocio, pero al mismo
tiempo se puede entender que eso es lo vivien en casa... Yo siempre he pensado
que sí hay ese tipo de jóvenes, y hay varios, conosco a varios, así que ¿para
que conformarme con menos cuando ya se que hay algo mejor? ¡Solo debo
esforzarme por merecerlo y ya! Si me esfuerzo, tendré lo mejor, ya sea en esta
vida o la siguiente. Pero me alegra que ese “súper joven” llegó a mi ahorita,
en esta vida y existe en MI vida :).
Los príncipes azules sí existen, y lo mejor de todo es que
hay uno en mi propio cuento. :)
Su única.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios son importantes, deja uno aquí